1
Andar por la calle,
viajar, sentir la brisa del viento desnudando mi cara, vivir, vivir
tranquilo y con felicidad, sin demasiadas preocupaciones. El mundo es
pesado como la losa que retiene a nuestras bestias, el mundo hoy
puede aborrecerse si se entiende que estamos extraviados dentro de un
mar de información, drogados, aturdidos, estamos demasiado
estresados. La gente vive con arreglo a un horario estricto,
estresante, frenético incluso si se compara con los demás animales.
El hombre es esclavo de su horario, que puede imponerse él o serle
impuesto.
Naturaleza, sólo
naturaleza. Lo bello es vivir con armonía, con tranquilidad, sin
estrés por llegar tarde a un evento o por lo que sucederá en la
otra parte del mundo. ¿Y a mí qué me importa lo que ha sucedido en
la con-xin-xina? Acaso no hemos aceptado todavía que somos una
partícula de arena dentro de un desierto inmenso, acaso nuestra
sociedad sigue siendo antropocéntrica, creyéndose el centro del
universo. Y acaso no existe otra forma de sentir la vida que no sea
la del antropocentrismo, ya puede ser que el teocentrismo de la Edad
Media y de los pueblos pre-cristianos no sea otra cosa que
antropocentrismo o mejor, homocentrismo, pues el hombre (y no la
mujer) es idéntico a Dios y Dios no es otra cosa que una imagen del
hombre, ya en doble sentido, “imagen del hombre como imaginación
del hombre” e “imagen del hombre como identidad humanoide”.
¡Dios! Qué gran invento. Es la Gran Respuesta que a la vez se ha
usado para generar misterio, miedo e incertidumbre hacia las otras
respuestas, hacia las otras soluciones sobre la vida y su sentido.
Dios es un engaño, un timo para los ignorantes, un tótem, un
culpable y un creador, en definitiva, una sencilla respuesta a un
sinfín de Grandes Preguntas.
2
Tensión, nervios a flor de piel, la
noche se acerca, el tiempo se nos viene encima, empieza a llover, ya
no hay tiempo para más, la hora nos llega, he aquí la muerte. ¿Y a quién no le espera
este triste final? Nuestra consciencia sabemos que no vivirá
eternamente y nuestra vida es nuestra consciencia. Ni tan siquiera
nuestras partículas vivirán eternamente en el universo, se morirán
y volverán a nacer, se unirán, se romperán, pero sea como sea, no
vivirán eternamente, nada es fijo, todo fluye.
Y tal vez yo no sea el
mismo que hace dos años, mi yo actual, el que escribe estas líneas
es alguien distinto, otra consciencia, otra visión. A cada segundo
somos distintos del anterior, cualquier percepción altera mis ideas,
mi pensamiento, mi yo.
3
Nada es como dicen que
es. No existe descripción alguna que pueda satisfacernos
completamente, la respuesta no se puede imponer, se debe aceptar. Y
puede que se imponga la aceptación de la respuesta de forma
subversiva, como lo hizo la religión con los niños o los Estados
con los ciudadanos, manipulando información, manipulando al
ignorante.
4
Qué gran idea la del
surrealismo, dejar fluir la mente en libertad, expulsar los
pensamientos como chorros de agua que salen de un grifo. Y todo para
encontrar el verdadero pensamiento libre, la mente pura, o su reflejo
en el papel. Mis movimientos, ahora mis palabras escritas, son un
reflejo constante de la mente y si no me levanto de la silla y no
levanto el lápiz para escribir, mi mente trabaja automáticamente,
casi inconscientemente, mostrando sus pensamientos más profundos,
mostrando lo que la razón, la moral y la estética se encargan de
retener cuál loco armado.
5
Tal y como se han escrito
dictados de la razón, como por ejemplo, los de la razón pura o la
razón práctica en forma de crítica, lo que yo me dispongo a
mostrar es un dictado del pensamiento, un dictado surrealista, libre,
puro y sin cadenas de ningún tipo. Este libro es surrealista, no sé
si en su forma final, pero sí en su composición elemental que es un
dictado del pensamiento íntimo en su estado más puro.