martes, 10 de enero de 2012

Un sistema de valores



“Muchas cosas que un pueblo llama buenas, eran para otros vergonzosas y despreciables: he ahí lo que yo he visto. A muchas cosas, que acá las calificaban de malas, las adornaban allá con el manto de púrpura de los honores.”
Friedrich Nietzsche


Hoy día vemos cientos de ejemplos en los que distintas personas valoran de forma diferente un mismo hecho (estímulo). Los musulmanes, por ejemplo, valoran negativamente llevar la cabeza descubierta en la calle y los occidentales no, o los cristianos creen correcto beber alcohol y los musulmanes no, etc. Como este, sabrán, hay otros miles. Los veganos, o los budistas, valoran negativamente comer animales y los cristianos o musulmanes no…
Pero todos valoramos, todos damos valor a los sucesos y objetos del mundo exterior, a un mundo carente de valor. La ciencia nos ha enseñado que la naturaleza no guarda valor alguno, y que somos nosotros, los seres vivos, los creadores del valor. Un ser vivo tiene que elegir, preferir, optar, otear, tantear, escoger, en definitiva, decidir, y para ello, valorar. ¿Pero valoran todos los seres vivos igual, valoran todos los humanos igual?

Hemos visto que todos valoramos los mismos hechos de forma distinta, incluso de forma opuesta, pero tal vez todos lo hagamos en base a unas mismas reglas, ¿pero qué reglas serían esas, cómo comprender que un católico quiera enterrar al difunto en sepultura y el pagano quemarlo? Incluso podríamos preguntar, ¿qué regla hace que el católico acepte el matrimonio heterosexual y rechace al homosexual? Todo esto ha llevado al relativismo ético o moral a postularse como la fórmula más fuerte de nuestros tiempos, así también gracias a otros descubrimientos, el relativismo se ha extendido entre la antropología, la epistemología, la sociología… ¿Pero es correcta esta amalgama de hipótesis relativistas?
Mientras cursaba mis estudios en filosofía hice una asignatura de introducción a la antropología continental (social-cultural) y mí profesor me enseño algo que nunca olvidé; ¿qué es la limpieza?
¿Cuándo decimos que algo está sucio o cuándo decimos que algo está limpio? ¿Qué significan los términos de limpieza y suciedad? Limpieza y suciedad indican orden y desorden. Aquí debemos entender un concepto de orden distinto al termodinámico, un orden informacional, un orden relativo a la información que tenemos y a su estructura interna.

Cuando, por ejemplo, llenamos de arena de playa o de hojas de árboles nuestra habitación, alguien podría decir que está sucia. Pero cuando vamos a la playa, no la encontramos sucia por su arena, sino por las colillas y otros desechos que no están en su sitio. Una bolsa de patatas fritas no puede estar sucia de patatas fritas, pues precisamente está limpia cuando sólo contiene patatas fritas, es decir, cuando todo está ordenado, en su sitio, o para ser más precisos, en lo que consideramos su sitio. Una patata frita ensuciará la cama, el sofá, el suelo, o lo que sea, siempre que no esté en su sitio. El zumo de frutas que compramos ayer exprimido y envasado no estará nunca sucio de zumo, lo mismo que un vaso; nadie piensa que un vaso lleno de zumo pueda estar sucio de zumo. Sólo cuando tiramos el líquido en el suelo o encima de la mesa, podemos decir que el suelo o la mesa están sucios, porque están desordenados, sucios, llenos de una substancia que no debería estar allí. Se trata de algo que nos rompe las expectativas, algo que contradice lo esperado.

Lo mismo ocurre con el bosque, no puede estar sucio de hojas de árboles, de ramas o de insectos, pero sí que puede estar sucio de desechos humanos; refrescos, condones, bolsas de patatas… Cuando alguien ve cucarachas dentro de una casa, suele pensar, y no siempre decir, que la casa está sucia, porque la casa no es el lugar para las cucarachas, que nada ensucian en el bosque. El orden y el desorden mental son las medidas de la limpieza y la suciedad; está limpio todo lo que está ordenado, lo que está en su sitio, donde esperamos.
¡Pero no nos quedemos aquí! Veamos nuestra propia lengua, véase el valor negativo que emerge de la oración <<esto es incierto, tú mientes>> y el valor positivo que tiene todo <<esto es cierto, es verdad>>. Ahora nos podemos preguntar; ¿Y qué es bueno, la limpieza o la suciedad, la verdad o la mentira?

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